El sospechoso por el homicidio de un niño de 14 años logró la impunidad que buscó al fugarse a Chile tras el crimen. El 29 de diciembre pasado fue atrapado por Interpol en la capital chilena. Llegó de nuevo a la Argentina en medio de un operativo de seguridad propio del traslado de un jefe narco. Chile resultaba para él una simple escala para llegar a Perú, para evitar siquiera una investigación sobre sus acciones. Fue señalado por las autoridades como el asesino de Brian Aguinaco. Pero hoy cumplió finalmente con su objetivo. La propia Justicia lo envió a Perú. Tiene 15 años,puede hacer lo que quiera.
Ése es el mensaje que la Justicia transmite a otros como él. No son pocos, por cierto. Los datos que maneja el Ministerio de Justicia señalan que cada vez más adolescentes de 15 años disparan a matar. Son inimputables.
La muerte de Brian Aguinaco dio espacio de nuevo para el debate sobre la baja de la edad de imputabilidad. El Gobierno piensa en establecer el límite a partir de los 14 años. En su edición del último domingo, la nacion expuso el caso de dos adolescentes que suman cuatro asesinatos, cinco intentos de homicidio y que son investigados por otros cinco crímenes. Empezaron a matar a los 13 años. Un policía y un gendarme figuran entre sus víctimas. Tampoco sus asesinatos hubiesen sido penados con la reforma propuesta. Una de las alternativas analizadas por el ministro Germán Garavano apunta a que un juez de menores defina primero si el acusado era o no consciente de sus actos. Es difícil pensar que esos menores no entendiesen la diferencia entre la vida y la muerte.
La indefinición del sistema político-judicial tampoco ayuda a esos menores. Matan y mueren también. El sábado pasado un chico de 15 años fue asesinado en un tiroteo entre bandas en La Matanza. Pocas horas antes, en ese distrito otro adolescente de 15 años participó en el homicidio de Fernando Hinojosa, de 42 años. El joven se había escapado del instituto de menores Almafuerte en noviembre. En Navidad se fugó de allí otro menor con antecedentes de asesinatos. La política parece estar de vacaciones. Es una confortable situación proclamar que no deben ser criminalizados los chicos y desentenderse de la realidad del delito.
El chico enviado a Perú por la Justicia podrá regresar en dos años y tres meses. Entonces tendrá 18 años. Sin antecedentes criminales podrá andar por Flores, en las calles por las que no caminará más Brian Aguinaco, la real víctima.
(La Nación - Daniel Gallo)
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